El platillo local más famoso es, sin duda, el mole poblano. Se origina en antiguas recetas indígenas, las cuales fueron revolucionadas por las monjas de los conventos novohispanos al añadir ingredientes europeos. De esta forma se combinan chocolate, chiles, tortillas, almendras, ajonjolí, nueces, clavo y cebolla (algunas recetas incluyen más de 30 ingredientes) para preparar esta salsa de fama mundial y orgullosamente poblana que se puede degustar durante cualquier época del año.